Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

jueves, 28 de diciembre de 2017

es la Alhambra




es la Alhambra, un libro distinto sobre esta maravilla del arte nazarí en el Reino de Granada, publicado por el Patronato de la Alhambra y el Generalife y Ediciones Miguel Sánchez, con 187 fotografías de Pepe Navarro y texto de María Elena Díez y José Tito.
Y es algo distinto porque cuando contemplamos las fotografías de Pepe Navarro nos deleitamos con la visión de este fotógrafo que, licenciado en Ciencias Económicas, en Historía Contemporánea y Master en Comunicación, abandonó su trabajo para dedicarse a viajar, escribir y la fotografía. Gracias a su formación, que trasciende el mero arte de la técnica fotográfica, que domina con maestría, y a su espíritu aventurero, en es la Alhambra muestra el monumento con magistral visión del encuadre, el detalle y la mirada poética. El fotógrafo abre la puerta al libro con un bellísimo y poético texto literario, del que me permito trasladar algunas palabras junto a la fotografía que inicia las ilustraciones:

Rayos de colores moviéndose despacio en la quietud del agua
 Alhambra. Enjambre. Remolino de formas de aire y
fuentes de luz...
Veo una forma diáfana de conjugar aire, agua,
color y luz. Entrando en mí y saliendo de mí....
Un ser fantástico de piedra viva...

Y también resulta distinto es la Alhambra por su texto, de María Elena Diez y José Tito, profesora de Historia del Arte y Conservador del Jardín Botánico de la Universidad de Granada y diseñador de jardines y parques, respectivamente. El texto claro y sencillo, a veces con un cierto matiz lírico, guía al lector por el monumento. Una breve descripción histórica desde su formación hasta el momento actual da paso a once secciones que visionan la Alhambra desde diversas perspectivas.
Y como la mejor manera de dar a conocer un manjar no es explicarlo, pues ello conlleva las limitaciones descriptivas de quien lo hace, sino darlo a probar para que cada cual valore según sus propios gustos, me callo para que sean el fotógrafo y los autores del texto quienes con una selección breve y escueta de cada una de sus once secciones nos introduzcan en  es la Alhambra:

La Alhambra, ciudad y fortaleza



En la Alhambra hay una estrategia defensiva tanto por enfrentamientos interiores como exteriores.


Qué extraña sensación produce pasear por sus caminos de ronda o por sus puertas en recodo y comprobar que no es incompatible la fortificación con la belleza.


La ciudad estaba llena de vida


La vida protocolaria estaba entre papeles del Diwan aHnsa, una especie de oficina de redacción de documentos oficiales, y las concurridas fiestas.


Pero la vida no terminó en época nazarí, continuó tras la conquista cristiana. Los Reyes Católicos vivieron  en la Alhambra de manera intermitente, como era propio de una corte itinerante. También la ocupó Carlos V.
Pequeñas huellas de aquella vida se conservan en el Museo de la Alhambra, como pedacitos de vida que a veces se olvidan cuando visitamos la Alhambra.

La piel que engalana

El cuerpo de la Alhambra está engalanado, los materiales que componen su estructura se visten de mil maneras. Paredes vestidas con interminables encajes de yeso que imitan una múltiple naturaleza: hojas de diferentes formas, piñas,... conchas,... estrellas,... escudos y rosetones,... no dejaban resquicio sin ocupar.


Se cubre la Alhambra rematando su interior con diferentes tocados en los techos, entre los que destacan las bóvedas de madera llenas de estrellas imitando el cielo.




Y así, de suelo a techo, se vistió la Arquitectura de la Alhambra, sin apenas querer dejar desnudo ni un rincón de su cuerpo.


Donde la luz juega de mil formas


Los Palacios Nazaríes están hechos para la mirada.


La claridad inmensa del espacio abierto con el blanco brillante del mármol dialoga con las sombras de los interiores, en diferencias de luz que sólo una técnica depurada y una sensibilidad muy especial es capaz de atrapar.

El color de la Alhambra




El color, como la luz, era protagonista de la estética árabe



El pétalo desprendido de una rosa, parece estar allí para hacer más blanco el blanco


Los Palacios Nazaríes son el corazón




En la mayoría de las edificaciones nos recibe una arquitectura desnuda en su exterior, que no hace presagiar la explosión decorativa existente en su interior.




Alhambra cristiana y un nuevo palacio


No todas las intervenciones cristianas en la Alhambra responden a un mismo criterio, porque variaron según el gobernante que estuviera en el poder y las circunstancias políticas que lo rodearon.


Un palacio nazarí se transformó en convento franciscano y bajo una bóveda de mocárabes se dio sepultura a la reina Isabel I de Castilla.


La Alhambra escondida



Una vez alguien escondió secretos de tal manera que nunca han aparecido más que en formas de leyendas.




Un pacto con la naturaleza



Verde y tierra, naturaleza y construcción, unidos y engarzados


El jardín lo inunda todo


El agua, sangre de la Alhambra



Necesidad, placer, ritual religioso, ... el agua tenía todo tipo de usos

Detalle de foto libro
La reserva de agua que se contiene en los estanques es también reflejo de la luz y la arquitectura



Tiene el agua la virtud de sonar de forma distinta según se la trate. Cada uno de sus sonidos se traduce en juegos de luces, formas diferentes de brillar, salpicaduras destellantes, espejos inmóviles y ondas dibujadas por el viento...


Donde la lentitud es hermosa



Hoy nos maravillamos de la cantidad de tiempo que se necesitó para esculpir yeserías o para pulir el mármol.



Y tras haber callado mientras los autores hablaban por un pequeño extracto de la obra, retomo la palabra para decir que es la Alhambra cierra sus páginas con un texto de una hermosura digna del monumento que maravilla a todos. Así se despiden los autores:


          Silencio y calma aunque los demás corran y hablen.
Tregua y reposo aunque el mundo fuera gire vertiginosa-
mente. Sólo en este marco se puede disfrutar de lo que se
ve en cada momento y averiguar lo que siglos atrás otras
personas sintieron al vivir allí. Imaginar que alguien abrió
esa puerta para unos y la cerró para otros.

        Buscar esa pausa cuando se está en la Alhambra,
pero también más tarde, tal vez en otra ciudad, cuando
al ojear un libro sobre la Alhambra, aparezca la sereni-
dad de acariciar sus páginas mientras la mente corre por
los espacios y se siente que llega el aroma de las flores 
y el perfume de los esencieros, el susurrar del viento y las
voces de las intrigas palaciegas.

Miguel Sánchez Peinado
Granada, 27 diciembre 2017

https://edicionesmiguelsanchez.com/producto/es-la-alhambra/

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