Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

martes, 5 de marzo de 2024

NÁUFRAGOS SIN ESPERANZA

    Paseando a primera hora de la mañana, cuando los comercios están a poco de abrir, he visto a la puerta de una peluquería un grupo de seis o siete jóvenes, entre los 16 y 18 años; todos ellos vestidos de negro, algunos con pantalones raídos, las cabezas medio rapadas y algún tatuaje, en orejas, narices, labios y cuellos no faltaban pendientes ni piercings. Mientras me acercaba al grupo, y antes que el tufillo a porro me diera un dato más sobre ellos, observé sus caras y las posturas que les sostenían en pie. Tristeza e indignación sentí ante caras más propias de viejos cansados que de jóvenes con ilusiones y esperanzas ante su futuro inexorable. No los vi responsables de nada, tan sólo víctimas de una sociedad que navega a la deriva en un océano tan peligroso en tiempo de tormenta como de calma.


    Con esa imagen en la cabeza me vino la sensación que la inteligencia es un don concedido para poder ejercitar bien la libertad. ¿Acaso los jóvenes, esclavos de una despótica sociedad, necesitan más instinto para supervivir que inteligencia para vivir? Si va a resultar que la dictadura es legítima para gobernar un pueblo de idiotas movidos por un instinto sin brújula… No sigas razonando -me dije- vayas a acabar diciendo que el idiota con más barniz es el mejor jefe de todos ellos. El más idiota el mejor jefe…


    Inteligencia, libertad… Y de la igualdad qué.


    Un gran avance en la historia de los seres humanos ha sido la lucha por la igualdad en una sociedad basada en estructura patriarcal, donde el poder masculino ha cometido  el error de no valorar suficientemente la diplomacia femenina. El reto pendiente, el pacto para convertir lo contrario en complementario buscando un proyecto en común. 


    Parece incorrecto recordar que hay una diferencia biológica entre macho y hembra, que desde el origen les dirigen a funciones distintas para un fin concreto. Fin que, además, determina también diferencia psíquica y cerebral. Me reafirmo en la creencia de ser el fin de la procreación lo que justifica la diferencia biológica entre hombre y mujer, lo que en modo alguno implica que toda vida y todo ser haya de ordenarse a tal fin. Nos marca y diferencia lo biológico, nos libera e iguala el instinto y la inteligencia.


    ¿Acaso es la libertad un don natural con el cual colaborar a que se cumpla el propio destino? ¿Y el amor, otro don natural para que esa colaboración sea de forma amable? La inteligencia, ¿otro don al servicio de la libertad y el amor?


    El destino…., una gran aventura; descubrirlo… una suerte no ajena al esfuerzo.  





    Y en mi caminar con Sierra Nevada al fondo, entre ramas de árboles, veo las cumbres de Veleta, Mulhacén y Alcazaba mientras recuerdo, con cierta dosis de solidaridad, la imagen triste de unos jóvenes sin ilusiones, náufragos a la deriva en un mar de desesperanza.


Granada, 5 marzo 2024

Miguel Sánchez Peinado