Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

BEATRIZ DE SALCEDO. La Esclava Blanca






EDICIONES MIGUEL SÁNCHEZ
tiene el placer de invitarle a la presentación de la novela


que tendrá lugar el viernes 12 de diciembre, a las 20 horas, en el
Salón de Plenos del Ayuntamiento
Granada, 2014

La obra.

Beatriz la morisca, esclava, soldadera (prostituta), concubina y liberta, llegó a ser la esposa del custodio del arca de las tres llaves, el veedor García de Salcedo.
Capturada como joven esclava en las montañas del reino de Granada, pasa unos años como prostituta en la convulsa Granada del siglo XVI. Posteriormente viaja a Perú, donde participa en primera persona en la conquista del Imperio Inca junto a Pizarro, Almagro y aquellos trescientos españoles que hicieron posible tan gigantesca empresa. Vivió con las mujeres del emperador inca Atahualpa tras su captura y posterior asesinato, conociendo sus secretos y costumbres. Es uno de los personajes más apasionantes y desconocidos del siglo XVI.
Su papel fué tan importante que es la única mujer que, junto a Pizarro y sus capitanes, aparece en las actas de fundación de la Ciudad de los Reyes (actual Lima), llegando a ser la mujer más rica del virreinato del Perú, costeando la construcción de su catedral.
Una mujer de belleza excepcional que, valiéndose de sus dotes e inteligencia, supo constituir sociedades y empresas que le permitieron controlar el comercio y el poder de aquel vasto Imperio e incluso, indirectamente, el del propio emperador Carlos V.
Quinientos años después se sigue comerciando en Perú con "el trigo de Beatriz de Salcedo" y usando en las tradiciones su forma morisca de vestir, "las tapadas de Lima".
Una historia tan apasionante
como apasionada fue su protagonista.

El autor.

Carlos Ballesta (Tejeda, 1947) vive en Barcelona donde ejerce su profesión de cirujano. Médico humanista, gran conocedor y estudioso del Islam en España, pasó su adolescencia y juventud en Granada, ciudad a la que sigue profundamente ligado.
Es uno de los más notables bibliófilos españoles sobre temática morisca. Gracias a su Fundación Carlos Ballesta López,, han empezado a ver la luz las joyas bibliográficas que atesora. Esta afición, en la que obtiene logros tan notables, es una de las facetas más desconocidas de su personalidad que vuelca en su vertiente literaria como escritor, aportándole el rigor histórico que reflejan sus novelas.
Especialista en novela histórica, sus anteriores obras El Misterio del Carmen y El hombre del Emperador han sido rotundos éxitos editoriales, tanto de crítica como de público.
Ha viajado en innumerables ocasiones a Hispanoamérica, lo que le ha permitido conocer en profundidad las culturas precolombinas, especialmente la peruana.


viernes, 28 de noviembre de 2014

ALPUJARRA. Agradecimientos





Cuando caminan cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
                             ni aún en los días de fiesta   (A. Machado)



Aproximándose el domingo, 30 de noviembre, en que se clausura la exposición ALPUJARRA Cal y Luz/Luz y Piedra, ante la concurrencia de público, con más de 1.400 visitas, queremos manifestar nuestro agradecimiento a todos cuantos han hecho posible el éxito del evento. A la Delegación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía por haber acogido la muestra fotográfica en la sala de exposiciones del Museo Casa de los Tiros, así como a su Director y personal en general, por el trato exquisito que nos han dispensado. Al Comisario de la exposición, Alfonso Alcalá, que con sus conocimientos fotográficos y artísticos ha realizado un trabajo difícil de superar. A Lola Román Fernández, por su entusiasmo, entrega y, muy especialmente, por su trabajo de divulgación de la exposición en las redes sociales. A Aurora Morán por la magnífica impresión de las fotografías. A las mujeres y hombres de la Alpujarra, quienes unas veces con alegría y otras con nostalgia han dado un calor humano muy singular a la exposición sobre la tierra que les vió nacer y crecer. A los fotógrafos profesionales y aficionados, por los elogios a la obra del fotógrafo. Y al público en general.
Gracias a todos, pues entre todos hemos hecho de la exposición un acontecimiento de gozo compartido. De eso se trataba.


Miguel Sánchez, editor y fotógrafo
Escultura en bronce de Cayetano Aníbal

jueves, 20 de noviembre de 2014

ALPUJARRA. Una fiesta de arte

Visitas a la exposición
Pocas veces y de modo tan justificado ha podido denominarse fiesta de arte al acto inaugural de una exposición, como ocurrió anoche con la de fotografía de Miguel Sánchez". Así iniciaba Marino Antequera en las Notas de ARTE de Ideal del 25 de marzo de 1965 su crítica a la exposición Alpujarra, Luz y Paisaje, en el Centro Artístico de Granada.

Cincuenta años más tarde la fiesta se repite. El 6 de noviembre de 2014 se inauguró ALPUJARRA Cal y Luz/Luz y Piedra en el museo Casa de los Tiros, con exposición de parte de las fotografías de la muestra de los años sesenta y otras incorporadas en este nuevo evento. Transcurridos unos días desde la inauguración, se puede decir que Alfonso Alcalá, Comisario de la exposición de hoy, acertó al ver en las fotografías que se exponen una obra plena e intemporal.

Quienes la hemos organizado nos sentimos satisfechos y compensados del esfuerzo realizado al ver la magnífica acogida de la ciudadanía; el “boca a boca" y las redes sociales, han hecho que cada día el Museo Casa de los Tiros sea punto de encuentro, un lugar común, una fiesta. Compartir y contemplar  los rostro de los alpujarreños mirando con nostalgia la casa -hoy inexistente- en que nacieron, las calles por donde jugaron, reconociendo en alguna imagen al niño que fueron, a familiares, vecinos o amigos, produce una especial emoción.

En esta exposición de 2014 las fotografías adquieren para el espectador un valor especial, más allá del arte intrínseco que se les reconozca, si se tiene la suerte de contemplarlas junto a un alpujarreño que les pone alma recordando aquella Alpujarra que fué y no se supo proteger, porque unos pocos no supieron ver más allá de sus intereses inmediatos y olvidaron que la Alpujarra es patrimonio de todos, pues ella es hija de romanos, cristianos, moriscos, castellanos, asturianos, vascos, gallegos..., y que alzaron entre lomas y barrancos a base de sudor, sangre, trabajo y amor a la tierra.         

Muchos granadinos, andaluces, españoles y extranjeros se han acercado a disfrutarla y alguno de éstos exclamó sorprendido: ¡Oh, Alpujarra!




lunes, 17 de noviembre de 2014

ALPUJARRA. Lajas de pizarra y Terraos de launa

Barranco de Poqueira


Mi buen amigo Rafael Carmona, también él y su padre del mío, a quien encuentro en la exposición de la Alpujarra y recorremos recordando viejos tiempos, me vuelve a escribir y, en el recuerdo al fotógrafo, evoca la comarca alpujarreña con estas palabras:

Al hilo de una exposición que resulta, en sus entrañas, un arrullo a unos pueblos únicos y de ensueño que tienen por cimiento la lírica más sublime... Bueno... dejemos las alabanzas para el maestro... de la luz y la sombra, del contraste de las lajas de pizarra y los terraos de launa, la de angostura de las calles y... de los niños despeinados, de las cortinas alpujarreñas y las jarapas, del agua fresca que mana y corre sin prisas, pero sin pausa... como los días, como los años, como los siglos, sin que nada cambie y todo se transforme, como el milagro de la artesanía alpujarreña.

Alpujarra de Granada...

Despierta al alba...
de su sueño.

A bordo de un barranco boga...
sobre las verdes olas
de la Historia.

Gargantas de luz
y de plata.

El hombre y su esfuerzo,
el resto... sólo paja.

El sol acaricia los terraos
y la sombra busca su refugio.

En el silencio se escucha...
siempre,
una voz callada y nívea.

Calles tan estrechas que...
sólo la luz y la sombra
caminan a sus anchas.

Los recuerdos de un pueblo...
son..., tal vez,
los sueños de sus gentes.

Rafael Carmona

sábado, 8 de noviembre de 2014

ALPUJARRA Una rendija de luz y arte para un mundo perdido




El fotógrafo Miguel Sánchez en la Alpujarra 

Una rendija de luz y de arte nos proyecta un mundo perdido


Una auténtica gozada. Sin alharacas... que distraigan del argumento esencial, con el empeño entero y nuevo de aquella primera exposición fotográfica en los años sesenta sobre la Alpujarra, que tuvo amplia y merecida resonancia en el ambiente culto y entendido de una Granada artística y crítica y que hoy, con una exquisita selección de aquella y algunas obras inéditas, nos asoma de nuevo a unos espacios y rincones incomparables, de una belleza tan singular... casi única, que nos cautiva el corazón y nos hace soñar mediante un paisaje idílico, aunque duro, de unas construcciones y unos espacios urbanos captados con preciosismo increíble, por la destreza de un maestro incuestionable de la fotografía: Miguel Sánchez García.
La exposición nos brinda la oportunidad de comprobar que Granada aún permanece con la antorcha encendida en el corazón de quienes sienten las cosas del terruño como propias, como de la casa común...sin puertas blindadas, como escaparate a los cuatro vientos, para cuantos se atrevan a asomarse al vértigo de la Alpujarra de ayer, con unos pueblos escalando los barrancos, con calles que se dejan atravesar por un canal central que recoge el agua de la lluvia y del deshielo de la Sierra, que se levanta altiva sobre los terraos que dan cobertura a las viviendas de piedra y cal.
La muestra fotográfica nos conmueve con la figura noble y recia de sus hombres y mujeres, cargados de años y de arrugas como se percibe en sus rostros azotados por el viento y quemados por el sol, rostros verdaderamente humanos de los pies a la cabeza, de una ternura indescriptible para la palabra, pero captada con intensidad y profundidad por la cámara fotográfica de aquel hombre que fuera Miguel Sánchez, enamorado, a partes iguales, de su afición a la fotografía y de la Alpujarra granadina.
Miguel ha sabido captar de manera singular la belleza y esa despreocupada felicidad de los niños, que se asoman curiosos a la puerta o que juegan en la calle ajenos al resto del mundo.
No ha pasado desapercibido para este maestro en el arte de la fotografía la entereza indeclinable de hombres y mujeres cargados de años y/o la fortaleza aguerrida de los trabajadores doblados, día tras día, sobre las paratas de oro de cultivos esenciales: la patata, la habichuela, las hortalizas... los árboles frutales. El castaño y el nogal, árboles emblemáticos y seña de identidad del Barranco de Poqueira.

Rafael Carmona 

domingo, 2 de noviembre de 2014

ALPUJARRA. Cal y Luz / Luz y Piedra

ALPUJARRA. Cal y Luz/ Luz y Piedra

Lo primero que sorprende al contemplar esta serie fotográfica de Miguel Sánchez, cincuenta años después de ser tomadas, es la modernidad y la frescura que desprenden, una intemporalidad que es fruto de una aguda percepción en la que se conjuran intuición y sensibilidad.
El autor fotografía desde la vocación más absoluta y la afición más apasionada para plasmar una visión narrativa de La Alpujarra, personal e intransferible, huyendo siempre de la búsqueda pretenciosa de la pose y el cliché. Una mirada fotográfica que se nutre constantemente de la complicidad del encuentro, de la honestidad de la intención y el respeto a los personajes, para traducirse en un retrato prodigioso de la sencillez cotidiana del paisaje humano alpujarreño, de sus arquitecturas, de la nobleza capturada de sus gentes y de un tiempo ya detenido en la memoria.
Más allá de la intención de querer mostrar un discurso crítico de la situación social y la idiosincrasia del territorio, el valor de estas imágenes reside en un inestimable legado antropológico al que se le suma la alta dimensión estética en su conjunto, que se revela desde una percepción panorámica plena de encuadres poéticos, unas veces cargados de ternura, otras, irónicos y divertidos, y que van desde el referente documental a la abstracción depurada.
En Alpujarra, Miguel Sánchez nos ofrece un retrato cargado de espontaneidad y conocimiento artístico, alejado de formalismos academicistas. Las fotos que contemplamos no se recrean en la previsible y correcta postal. Su mirada indaga y ahonda en la fuerza emocional de imágenes fijas y en movimiento subrayadas por el uso del blanco y negro, captando en una misma dimensión, la vida, la luz y el tiempo. 


Alfonso Alcalá
Comisario Exposición


EXPOSICIÓN ALPUJARRA
Inauguración: 6 de noviembre, 19 horas
Casa de los Tiros. Pavaneras 19. Granada
Horario: Martes a sábados de 17,30 a 20 horas, del 6 al 29 noviembre 2014

sábado, 25 de octubre de 2014

ALPUJARRA es poesía



En la exposición de la Alpujarra de los años 1965 en Granada y 1966 en Toulousse la fotografía estuvo acompañada por la poesía y la música -hermana mayor de la poesía, en dicho de Antonio Gala. 

Dijo el  fotógrafo y editor Miguel Sánchez, en referencia a la Alpujarra de aquellos años, que para conocerla había que subir a ella, hablar con su gente, beber una copa de costa en sus tabernas, donde también se vendían alpargatas y ovillos de hilo, oir conversaciones y dejar el coche para caminar con un viejo lentamente cuesta arriba oyéndole contar sus recuerdos, pues para conocerla era preciso adentrarse en el alma de sus gentes, porque -dijo mi padre- "el hombre y todo su contenido interior es siempre más importante y más bello que la mejor obra de arte, más para ello -añade- no sirven ni mis cámaras ni los pinceles".

Cuando ni fotógrafos ni pintores pueden expresar en plenitud con sus cámaras y pinceles lo que ven es la hora de músicos y poetas; por ello, y para expresar el alma  que hay tras la piedra, la luz y la cal de la fotografía que anuncia la exposición, os traigo dos de aquellos poemas que acompañaron la fotografías en los años 60, los de Rafael Guillén y Pepe Ladrón de Guevara, que elijo entre los demás por razón su amistad con mi padre.









En nombre de mi familia -y también en el de mi padre, pues estamos vivos mientras estamos presentes en la vida de alguien-, con el cartel y los poemas os invito a la inauguración de la exposición, o a visitarla en otro momento, y quedaremos muy agradecidos con su difusión entre amigos y conocidos amantes de la fotografía y de la Alpujarra.

¡OS ESPERAMOS!

jueves, 23 de octubre de 2014

ALPUJARRA años 60. El fotógrafo


MIGUEL SANCHEZ GARCIA (1921-1996), hizo de la fotografía una pasión que complementó con su actividad profesional de editor. En el origen de estas dos actividades están sus dos primeros trabajos de juventud en la Biblioteca y el Observatorio de la Facultad de Cartuja, donde entró en contacto primero con el mundo del libro y después con el de las lentes a través del telescopio.
Inicialmente autodidacta posteriormente se enriqueció de los conocimientos artísticos y fotográficos de su amigo René Taylor, con quien colaboró desde Granada en la creación del jardín granadino del Museo de Ponce en Puerto Rico. De Arielli, al que consideró su maestro en fotografía, aprendió a estudiar la luz y no hacer un disparo si ésta no era la adecuada. 
Dotado de una especial sensibilidad y una capacidad singular para ver en profundidad el mundo que le rodeaba, utilizó la cámara fotográfica para en colaboración con luces y sombras mostrar paisaje y paisanaje con carácter de intemporalidad en esos instantes que el artista percibe como de "plenitud del cosmos". 
En agosto de 1963 hizo un recorrido fotográfico por la Alpujarra con su amigo Juan Alfonso García, algunas de cuyas fotos se expusieron en marzo de 1965 en el Centro Artístico y Literario de Granada, bajo el lema LUZ Y PAISAJE DE LA ALPUJARA. Al año siguiente, gracias a la colaboración  de su gran amiga, la hispanista y lorquiana Marie Laffranque, la exposición se trasladó a la Galería Simone Boudet, de Toulousse, haciéndola coincidir con el Festival “Messidor 66”, dedicado a Falla y Lorca.

Hombre de vasta formación humanista y espiritual, Miguel Sánchez vió con claridad la limitación del artista para dar a conocer el mundo alpujarreño en toda su profundidad. Para conocer la Alpujarra -dijo- hay que hablar con la gente y caminar con ella, “porque el hombre y todo su contenido interior es siempre más importante y bello que la mejor obra de arte, más para ello no sirven ni mis cámaras ni los pinceles”. 

jueves, 16 de octubre de 2014

Alpujarra años 60

ALPUJARRA AÑOS 60
Miguel Sánchez García


En la década de los 60 del pasado siglo el editor Miguel Sánchez, que tenía en la fotografía su "violín de Ingres", recorrió la Alpujarra Alta tomando una serie de fotografías de esta bella e interesante comarca granadina. Transcurridos 50 años de aquel recorrido, durante los que la Alpujarra ha sufrido una importante transformación, positiva en unos aspectos y lamentable en otros, sus herederos estamos preparando una exposición con parte de aquellas fotografías, algunas de las cuales fueron expuestas con elogios de la crítica en los años 1965 en Granada y 1966 en Toulousse (Francia).
En breves fechas con una nueva entrada  os informaré de la fechas y lugar de la exposición.

La exposición recogerá imágenes del paisaje y paisanaje alpujarreño, que el poeta granadino   
José Gª Ladrón de Guevara describió de esta forma tan sencilla:

Aquí me explico
por qué lloraba
   Boabdil el Chico.  

¡Qué buena gente:
hablan despacio,
miran de frente!

domingo, 20 de julio de 2014

INFATIGABLE VIAJERA



Abro de  nuevo la ventana DESDE PLAZA NUEVA dirigiendo la mirada a la Luna y en ella rendir homenaje a mi hermana María, a quien un día pedí un texto suyo para poetizar una foto del astro que ilumina nuestras noches. Me envió éste:
Redonda, toda plena
amaneces en la noche
infatigable viajera

Desde la última entrada al blog ha transcurrido un periodo de silencio, que no de inactividad, en el que el bueno de Enrique Maylin marchó en viaje sin retorno. DESDE PLAZA NUEVA y mirando a la Luna nuestro emocionado recuerdo en el abrazo a Maruja.