Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

lunes, 15 de enero de 2018

NO LLOREIS POR MI, LLORAD POR VOSOTROS

A quienes con profesionalidad,
honestidad y limpieza de miras
trabajaron para La General y Granada



En pocas fechas "EL CUBO", que a tantos políticos recogió e ingresos a tal potencia elevó, dejará de ser la sede de la que en su día fue la más emblemática entidad financiera de la ciudad. Una historia de 126 años apaga sus luces dejando también tras sí un cúmulo de sombras. Una ciudad que, teniendo el privilegio de ser un "capricho de la Naturaleza y la Historia", parece arrastrar una maldición, si vemos quiénes y cómo se dirigen sus instituciones. Si "EL CUBO" hablara..., pero no hablará para no hacernos llorar y que sólo lo recordemos por tantos préstamos a beneficio de las necesidades de familias, trabajadores y empresarios. No hablará..., y en su estructura de cemento quedarán los secretos de cómo una entidad que fue sólida cuando era banco de pobres con ahorros la transformaron en banco pobre para ricos con trampas.

Es cierto que los tiempos cambian y resulta imprescindible evolucionar y adaptarse a ellos, pero si algo he aprendido en la vida -parte de ella transcurrida en Caja Granada- es que dos más dos siempre son cuatro y que un tonto no deja de serlo por mucho que democráticos políticos designados a dedo pretendan demostrarnos lo contrario. Mucho saben las Cajas de Ahorros de esta tendencia a lo imposible en tiempos modernos; bastaría publicar la lista de sus demócratas administradores, con sus respectivos currículum de estudios y experiencia, para comprender como lo imposible no puede ser posible, aunque pueda ser "rentable".
Hace tiempo dije de forma irónica que a las cinco vías de Santo Tomás para demostrar la existencia de Dios había que unirle una más: si las Cajas de Ahorros se administraban como veíamos por quienes veíamos sólo podían estar en pié por obra del Espíritu Santo. Pero ya ni con la ayuda de la tercera persona de la Trinidad Caja Granada ha podido resistir. Quizás sus demócratas administradores confiaron demasiado en la intercesión de Santa Rita de Casia, "abogada de lo imposible" tan ligada a la entidad, desconociendo que hasta para Dios hay milagros imposibles; desconocimiento que se justifica en lo que para Fernando Díaz-Plaja es uno de los principales problemas de España: "la incultura de los cultos".

Paseando hace unas noches por "EL CUBO" hice la foto que precede, pues me resultaba simbólica la imagen de la mole de cemento con pocas luces encendidas. Algo por dentro se me removía, mezcla de nostalgia y tristeza, no exentas de indignación. ¡Que pecado ha cometido Granada para una nueva invasión!, me pregunté una vez más, al tiempo que me prometí dedicarle un último escrito a CAJAGRANADA, distinto a los miles que hice en defensa de sus intereses.

Cuando tus luces se apagan las que están encendidas me recuerdan a los empleados que te han servido con profesionalidad y lealtad; en tus archivos habrá documentos que así lo acreditarían, puede que hasta se encontrara alguno de dimisión porque la lealtad a tí -y cuanto significabas- estuviera  en conflicto  con la lealtad a tus "demócratas gerentes". Y las ventanas en tinieblas, en contraste con las iluminadas, me recordaron a aquellos otros que ..., prefiero ignorar, y si pudiera los llevaría juntos a tu puerta principal, para, cuando se apague la última luz de tus ventanas, decirles: ¡AHI TENEIS VUESTRA OBRA!

Cuando tus horas están contadas, porque algunos a los que esta ciudad acogió con generosidad te traicionaron, unos con bastante ojo clínico, otros sobrados de soberbias filosofías financieras a ritmo de tantos y tontos por ciento, quiero rendir homenaje a aquellos otros que Granada acogió y generosamente nos dieron gloria con su trabajo, cultura y vida ejemplar. Otro final, sin duda más digno, habrías tenido si aquellos que decían servir los intereses de Granada hubieran tenido la sensibilidad, generosidad y limpieza de miras de quien así contempló Granada, su historia y sus gentes:
"Iliberis fue la ciudad que, desde antes de los fenicios, estuvo asentada en estas tierras. Ciudad por la que pasaron las culturas griega y romana, donde predicó el cristianismo San Cecilio en el siglo I, y donde se reunió el primer concilio peninsular en el siglo IV. Pero Granada -su nombre y su historia- nace durante la dominación árabe y llega a ser corazón del último reino musulmán en España. No fue el de Granada un imperio dominador y poderoso, como el de Córdoba, sino un reino reducido e impotente, tributario de Castilla desde su fundación; un reino plantado a orillas de un glorioso pasado, que, consciente de su propia indigencia, buscó apoyo en la amistad con sus enemigos y refugio en el consuelo del arte y la poesía. Pero un reino que supo construir historia, una historia que aún late en el corazón de la ciudad.
Sus hombres nacen y viven aquí, resumiendo en sus vidas la historia de la ciudad. El granadino no es un andaluz más, no es el andaluz alegre y bullanguero que conoce la estampa universal. Es un hombre introvertido, independiente, atento a sus adentros; un hombre que canta por "soleares" y piensa por sí mismo. Hay en él una especial capacidad para el recuerdo y la nostalgia, una fina sensibilidad para el arte y la amistad." 
Esa es la Granada que vio, vivió y comprendió Juan Alfonso García, quien con su arte musical, su cultura, su sensibilidad y dotes en el cultivo de la amistad conquistó a Granada y a los granadinos, a diferencia de quienes la invaden y destruyen sin conquistarla.

En esa Granada, capricho de la Naturaleza y la Historia, nació, se desarrolló y sirvió a la ciudad la entidad financiera granadina que ahora agoniza desangrada por invasoras sangüijuelas.

LA GENERAL HA MUERTO
¡VIVA GRANADA!


Miguel Sánchez Peinado
15 enero 2018









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