Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

martes, 17 de marzo de 2020

HOSPITAL DE LOS VENERABLES

A los médicos, sanitarios y científicos,
que de forma callada trabajan
 por la salud de los ciudadanos,
 en estos momentos más
 meritoria y abnegadamente



En el barrio sevillano de Santa Cruz, muy cerca de la Catedral y Reales Alcázares, se encuentra el Hospital de los Venerables. Fue fundado por el canónigo Justino de Neve  -gran defensor de la canonización de Fernando III de Castilla- para albergar a sacerdotes ancianos sin recursos, que  la Hermandad del Silencio tenía acogidos en un edificio alquilado. Para la construcción tuvo la ayuda del cabildo municipal, que aportó 54.000 maravedíes, la del Duque de Varagua, y de los hermanos Luis y Pedro Corbet, el primero canónigo de la catedral de Sevilla, el segundo Almirante General de la Armada del Mar Océano.

A principios del siglo XIX la institución entró en quiebra y a raíz de la invasión francesa y la desamortización de 1820 el edificio acogió una fábrica de tejidos. Por Real Orden de 1847, reinando Isabel II, se devolvió la gestión a la Hermandad.

En los años 60 del pasado siglo XX acogió el Museo de Cofradías; y en los 70 dejó de ser residencia de los clérigos.



El Hospital está construido en torno a un patio sevillano de planta cuadrada a modo de claustro conventual cisterciense, con una fuente en desnivel a fin de facilitar el acceso del agua.



La iglesia en la planta baja fue consagrada a San Fernando. Está decorada con grandiosos frescos de Juan Valdés Leal y su hijo Lucas Valdés, donde abundan los ángeles, imágenes simbólicas de la función mediadora de los sacerdotes entre Dios y el género humano.






En la parte central del retablo del presbiterio la Última Cena, en la parte alta la Apoteosis de San Fernando, ambas obras de Lucas Valdés.  


En el techo de la sacristía un magnífico fresco de Valdés Leal sobre el Triunfo de la Cruz




Una bella escalera con bóveda oval y decoración barroca presidida por los símbolos de San Pedro da acceso a la segunda planta.



Una amplia y luminosa galería, muy acertadamente ofrecida al público con su balconada abierta, da vista al patio central.



Entre 1987 y 1991 el Hospital de los Venerables fue restaurado gracias al acuerdo entre el Arzobispado de Sevilla, entonces regido por el cardenal Carlos Amigo, y la Fundación Focus-Abengoa. A partir de 1991 el edificio es sede de la Fundación y del Centro Velázquez.

En lo que fue enfermería del hospital se encuentra una reducida y selecta exposición permanente con obras de Velázquez, Murillo, Zurbarán y Pacheco.





Santa Rufina. Velázquez


Inmaculada Concepción. Velázquez


Imposición de la casulla a San Ildefonso. Velázquez

San Pedro penitente de los Venerables. Murillo
Santa Catalina. Francisco Pacheco
Inmaculada. Zurbarán
Santa Catalina. Murillo

Fray Diego de Oña. Zurbarán



En la planta baja una puerta abierta en el pórtico da acceso a un bello y sencillo patio.



Miguel Sánchez Peinado
Granada, 17 marzo 2020

4 comentarios:

  1. En esta entrada, al igual que en la anterior, se demuestra que una buena fotografía no solamente es producto de una buena máquina sino del acierto de un gran fotógrafo, sin este requisito, de nada vale el más caro de los utensilios.

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  2. Manolo, tú bien sabes que las cosas siempre están delante de cualquier cámara fotográfica y los ojos de quien la dispara, pero no viene mal, si se puede, conocer el mundo y alma que hay tras lo que vemos. Me entusiasmó Guillermo Asián cuando arrancó su taller diciendo que "la cultura avala al fotógrafo".

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