Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

domingo, 24 de mayo de 2020

AMOR Y LIBERTAD.

Al maldito bichito -cuyo nombre no quiero mentar- que nos ha visitado para hacerse dueño de nuestros miedos y encarcelarnos en los palacios que debieran ser nuestros hogares, después de maldecirlo por el injusto trato que ha dado a nuestros mayores, artífices sacrificados de esta sociedad mal llamada del bienestar, hemos de agradecerle haber puesto en evidencia sus importantes debilidades y carencias, globalizada en lo económico y deficiente en lo sentimental. A partir de ahora nada será igual, casi seguro; pero que se produzca un cambio en lo económico y social no implica, ni garantiza, una situación mejor. 

Lo positivo de lo que ha sucedido es el "frenazo brusco" que ha producido paralización y bloqueo en la marcha desenfadada y automática que llevábamos; los "cinturones de seguridad" que, decían y creíamos, nos protegían, han demostrado no servir a la hora de la verdad; el gran número de muertos y lesionados de diversa consideración sanitaria, económica y laboralmente pone en evidencia su mala calidad.

Este frenazo es una oportunidad única para preguntarnos el por qué de esta crisis mundial, cuando el homo sapiens más sapiens de la Historia, creía tener conquistado el mundo con su ciencia en momento de esplendor.
En estos días de confinada espera, mientras llega la "grua" a poner en marcha o a arrastrar el vehículo al taller, los libros nos acompañan como verdaderos amigos para ayudarnos a soportar las horas de espera, bien distrayendo, bien haciéndonos pensar en el por qué de esta sociedad tan frágil como orgullosa. 

Convencido, desde hace tiempo, que el problema de la llamada "sociedad del bienestar" radica en la errónea idea de dos valores esenciales y necesarios para la vida del hombre en relación a los demás, como son la Libertad y el Amor, que han acabado perturbando más que liberando y solidarizando, pues no hay engaño más grande que el de conceder derechos sin permitir su ejercicio o concederlos sin saber a qué fin se conceden, traigo a colación tres libros que, pese al ya lejano tiempo en que se escribieron, me resultaron básicos y de plena actualidad para entender el problema de la Libertad y el Amor, así como el equilibrio que debe haber entre ambos.


Norteamericano (1936) Publicado en 1970.  Llevado al cine y con música de Meil Diamond 







 Alemán (1900-1980) Filósofo y psicólogo. Publicó El miedo a la libertad en 1941 y El arte de amar en 1956










Juan Salvador Gaviota es una obra breve que, en bella metáfora, presenta el difícil camino de la Libertad y el precio que hay que pagar por conseguirla a base de perseverancia y fracasos; precio que en no pocas ocasiones es el de la soledad. Un poema en prosa donde, en un sentido u otro, todos nos podemos ver reflejados. Una historia que puede ser guía de orientación para la vida y el enriquecimiento en la lucha por la propia personalidad, buscando y desarrollando las potencialidades personales.

El Miedo a la Libertad y el Arte de Amar, como se dijo, están de plena actualidad; su lectura es conveniente para comprender el verdadero sentido del ambos valores, esenciales para el hombre como ser inteligente racional, que mal entendidos pueden producir esclavitud emocional y comportamientos neuróticos. De no tan fácil lectura como Juan Salvador Gaviota, los dos libros de Fromm son de gran ayuda para entendernos a nosotros mismos y a los demás; muy recomendables para quienes con humildad intelectual y espíritu de bondad quieran enfrentarse dinámicamente al tiempo que nos viene, que exigirá lucidez mental y generosidad para salir adelante todos y entre todos; tiempo duro que habremos de afrontar recordando a Marañón:
La Historia no es una novela: es la vida. Y la vida es así: anverso de gloria, reverso de dolor. El olvidar este reverso -cauce ancho por donde han corrido las lágrimas del mundo- es lo que nos lleva a las grandes catástrofes sociales. Los hombres de hoy saben que es preciso repartir entre todos el bienestar. Pero hay que repartir también el dolor, buscarlo donde exista, beber el trago que a cada cual nos toca; y saber encontrar en sus heces la fuente de la paz. (VIDA E HISTORIA, Gregorio Marañón).

Miguel Sánchez Peinado
23 mayo 2020

viernes, 15 de mayo de 2020

LAS DOS ANCIANAS


Dedico este libro a todas aquellas personas mayores que me han sorprendido por sus conocimientos, sabiduría y singularidad. Así reza la dedicatoria del libro LAS DOS ANCIANAS, que, leido hace tiempo, adquiere en estos días especial actualidad, cuando muchos de nuestros ancianos están viviendo el dolor, pese a sus conocimientos, sabiduría y singularidad.

Velma Wallis (Alaska, 1960) cuenta la historia de dos ancianas, que en un momento de crisis son abandonadas por la gente del grupo con quien vivían, inclusive hija y nieto, quedando condenadas a morir de frío y hambre. Un relato que se hace en la esperanza de que los jóvenes de hoy, demasiado ocupados con la televisión  y el ritmo frenético de la vida moderna, sean lo suficientemente sensibles para prestar oídos a la sabiduría de sus mayores. 

Las dos ancianas, abandonadas por sus limitaciones, propias de la edad, lejos de resignarse a un inminente destino trágico, reaccionan con un: Vamos a morir luchando, que dice una de ellas. A partir de ahí se lanzan a un peregrinaje doloroso sustentado en el recuerdo de antiguas vivencias, superviviendo gracias a sus habilidades aprendidas en tiempos pasados. 

 Mucho se habla sobre la protección del medio ambiente, y mucho se gasta en hablarlo más que en protegerlo, quizás se actúa con poca convicción y sin el sentimiento con que lo hace Sa`-una de las ancianas- que se maravillaba del poder que la tierra ejercía sobre la gente, sobre los animales e incluso sobre los árboles. Todos dependían de la tierra, y si no se obedecían sus reglas una muerte rápida e imprevisible se cernía sobre los imprudentes e indignos. 

... cuando un grupo se muere de hambre, una mala política conduce al desastre. El jefe recordó aquel momento de horrible debilidad, en que casi permitió que sus emociones los arrastraran a todos al desastre. Así se refiere la autora al jefe del grupo que, con el Consejo, acordó el abandono de las ancianas. Al leer eso, en el tiempo actual, entra verdadero escalofrío pensar en aquellas sociedades cuyos jefes carecen de sensibilidad ante los problemas de sus subordinados.

La autora pone en evidencia un principio básico: la necesidad de luchar para sobrevivir, lo que hoy es una excepción en una sociedad donde todo se consigue sin esfuerzo de tipo alguno a cambio de docilidad y renuncia a la propia dignidad.

Por otra parte el amor sencillo y natural, sin grandilocuencia, hace fácil el reencuentro cuando el grupo vuelve y, no encontrando indicios de muerte, salen a la búsqueda de las ancianas y las encuentran con unas provisiones que ponen al servicio de quienes las abandonaron. 

El Pueblo acudía a las dos mujeres en busca de consejo y conocimientos nuevos. Ahora comprendían que los años y la experiencia las habían hecho poseedoras de una gran sabiduría y que tenían mucho que aprender de ellas.
El Pueblo mantuvo su promesa. Nunca volvieron a abandonar a un anciano.

"Y les dará mozos por príncipes, y reinará sobre ellos el capricho, y las gentes se revolverán los unos contra los otros, cada uno contra su compañero, y el mozo se alzará contra el anciano, y el villano contra el noble. Y se echarán unos sobre otros, diciendo en la casa de su padre: Tú tienes un manto; ven y sé nuestro jefe, y toma en tus manos esta ruina". (Isaías 3, 4-6)

LAS DOS ANCIANAS
Ediciones B, 141 págs.

Miguel Sánchez Peinado
15 mayo 2020