Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

jueves, 15 de agosto de 2019

SINFONIA DE LUZ Y MELODIA DE AGUA en las fuentes del Pimiento y el Tomate


En esta época de calores veraniegos el bosque de la Alhambra nos ofrece rincones en los que pondría un cartel con una pregunta: ¿Qué es eso del cambio climático? Dos de esos lugares son las fuentes del Pimiento y la del Tomate, donde el cuerpo se relaja y el espíritu se excita ante la Sinfonía de luz y melodía de agua que el bosque nos brinda.

Agua que busca la luz
y en aljibe se transforma,
agua que se sueña río
y vive siempre a la sombra.

MARIA SANCHEZ
                                                                                                         
FUENTE DEL PIMIENTO



Aquí no hay que mirar, hay que acercarse, rodear la fuente, contemplar el agua y ...



... recordar a los hermanos Machado

Agua oculta que llora
Manuel


¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuentes verdinosas
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!
Antonio


FUENTE DEL TOMATE




La luz y el agua nos siguen provocando; de forma especial a quienes se sienten granadinos de verdad, pues aquí se hace presente la figura de Angel Ganivet, el más ilustre de cuantos esta tierra vió nacer.




En un mundo de luces y sombras la racionalidad domina la animalidad haciéndole emerger la energía creadora que lleva dentro.


Aquí conviene prestar atención y percibir como el silencio sólo lo interrumpe el sonido del agua fundido en los trinos de los ruiseñores que no emigraron con el excéntrico cuerdo con quien se inicia la generación del 98.

Yo me llevé un ruiseñor,
lejos, muy lejos de España,
y a cantar de mí aprendió:
Quiero vivir en Granada.

                 A. Ganivet
                                                                                      

Miguel Sánchez Peinado
Granada, 15 agosto 2018

domingo, 11 de agosto de 2019

POR LA CALLE SAN JUAN DE LOS REYES



A los avemarianos
desde el recuerdo a Pepe Pozo

Todas las ciudades tienen sus calles especiales, Granada bastantes, como las de su barrio del Albayzín pocas, pero entre ellas la de San Juan de los Reyes; ésta menos transitada que su paralela Carrera del Darro, aunque más rica en historia y, a mi juicio, más hermosa, porque al pasear por ella descubrimos que los sentidos son las ventanas del alma, pues sus muchos y variados rincones son una provocación sin par a la vista y la sensibilidad del espíritu.
Por esta calle del bajo Albayzín, artería principal de un entramado de calles y callejuelas, discurría en época romana la calzada que iba a Guadix. En torno a ella construyeron palacios y mezquitas los musulmanes, y palacios, iglesias y conventos los cristianos.
Recorrer San Juan de los Reyes con la mirada en tiempos pasados y la vista en lo que permanece desde entonces es una de las mejores maneras de perder el tiempo en Granada. Alguien escribió: Quiero perderme en Granada y que el Albayzín me encuentre; éste puede que sea el mejor lugar para perderse y salir al encuentro del Albayzín.
Un consejo al caminante: en cualquier punto del recorrido que le sorprenda procure cerrar la mano a modo de un catalejo y mire el paisaje a través del agujero, verá infinidad de imágenes que pierden intensidad dentro de la panorámica general.

Aunque desde cualquier punto por el que se acceda a esta calle el paseante quedará gratamente sorprendido es recomendable iniciar el recorrido desde la Placeta de San Gregorio, pues desde este punto las emociones irán in crescendo.


Iglesia de San Gregorio Bético
El inicio de la calle está a la derecha de la Iglesia de San Gregorio, construida en el siglo XVI sobre una ermita mandada construir por los Reyes Católicos bajo la advocación del obispo de Elvira y Padre de la Iglesia hispanorromana.
A pocos metros de iniciar el paseo, a la derecha, se encuentra la calle de la Cárcel, donde se puede ver la puerta de la primitiva prisión de la Chancillería.


En la calle del Aire, la siguiente también a la derecha, se puede observar sin salirse del recorrido las marcas de los canteros que labraron las piedras para construir la Real Chancillería, así como restos de sus primitivas cañerías.

Callejón del Aire



A los pocos metros a la izquierda la estrecha calle de las Arremangadas, así llamada porque en tiempos de obligatorias faldas largas era conveniente arremangarlas para mejor caminar por ella. Conviene que el viajero la suba sólo unos metros para contemplar mejor el bajorrelieve de San Juan de Dios y una bella reja de forja, que un mendigo, al cruzarme con él, me ilustró sobre su posible origen zirí, más que nazarí -me aclaró-; sea cual fuera la época y el autor lo cierto es que observada en como está realizada es una bella obra de artesanía.
En otro momento, si el mendigo me autoriza, le dedicaré un espacio, pues José, ya mi amigo, es un personaje interesantísimo, con arte en el vivir como Lola Flores, de la cual es paisano. Y si lo traigo a colación es porque es asiduo de esta zona camino de su barrio.

Cuesta de las Arremangadas



Retomada la calle San Juan de los Reyes, denominación que se debe a los Reyes Católicos, el siguiente tramo tiene su personalidad propia y distinta al resto del itinerario.




Desde este luminoso rincón dorado, que tantos secretos de falsos amoríos guarda tras sus muros, llegamos al más artístico y espiritual del convento de Santa Inés, en su día edificio perteneciente a la familia Agreda, de la Orden de Santiago.
En este tranquilo y hermoso rincón conviene detenerse a contemplar el cuadro en que el color compite con la belleza de líneas rectas y quebradas en equilibrada armonía,



y con el sonido del agua, que en un pilar vomitan dos mascarones, mirando al balcón con celosía que nos domina oir la voz del poeta:

Desde una celosía,
suena un silencio a cuatro voces blancas
                                          Rafael Guillén



A partir de aquí la calle sorprenderá al viajero con imágenes que irremediablemente le transportarán a la época que hizo de Granada una ciudad Capricho de la Naturaleza y la Historia. La primera y majestuosa estampa se encuentra en la Placeta de la Concepción, donde conviene detenerse un tiempo.


Atrio del Convento de la Concepción
Vista desde el atrio del convento
En el solar existente debajo del convento estuvo el Maristán, hospital musulmán para locos mandado construir por Muhammad V, en el cual, tras la conquista de los Reyes Católicos se ubicó la Casa de la Moneda.
En la calle bajo el convento, hacia la izquierda, se encuentra la nazarí Casa de Zafra, cuya visita merece un desvío del itinerario.
Frente al convento un palacete con una escuela taller de la Junta de Andalucía, que de estar abierto es conveniente visitar para contemplar desde su planta superior las impresionantes vistas de la Alhambra y el juego de tajados y torres del lugar.




Reincorporados a nuestro itinerario un azulejo, bajo la vigilante mirada de un hermoso mascarón, indica que estamos en zona de antiguos molinos.










Aquí la calle se angosta y las sombras se intensifican como si quisiera preparar al caminante para hacer más impactante su emoción cuando traspase el tramo más estrecho y lo introduzca en un continuo mirador a derecha e izquierda.

Iglesia San Juan de los Reyes
Junto a la iglesia nos espera un bellísimo rincón, la Placeta de la Escuela.

Placeta de la Escuela

La placeta desde Carmen Torres Molina
Su nombre de la Escuela obedece a que en este lugar se adoctrinaba a quienes de otras religiones se convertían al islam. En ella se encontraba la mezquita Ataibín (S. XIII) a la que asistían los nuevos conversos a la religión de Mahoma; la mezquita fue bendecida como iglesia católica el 5 de enero de 1492 -tres días después de la entrada de las tropas cristianas en Granada-. Quizás el ser la mezquita de los cristianos renegados fue lo que motivó la rápida decisión real. En 1520 se construye la actual iglesia en estilo gótico mudéjar, conservándose tan solo de la primitiva mezquita parte de su alminar, sobre el cual se construyó un cuerpo de campanas. La mejor vista de la torre se tiene desde la calle Limón en la parte alta de la placeta.

Alminar de la primitiva mezquita y torre de la actual iglesia desde calle Limón
Antes de abandonar la placeta conviene, si se nos permite, subir a la pequeña terraza de los apartamentos turísticos frente a la iglesia.





Y si la luz de la mañana hace radiante el paisaje la del atardecer lo transforma en lugar de embrujo.



Retomada la calle se suceden a derecha e izquierda una serie de callejuelas cada una con su singular mirador. La primera de estas bellas calles a la derecha es la de Zafra a la que siguen Gloria, Santísimo, Candil y Horno de Oro.
Es conveniente en cada una de ellas mirar desde el centro, derecha e izquierda, para descubrir distintas vistas desde un mismo lugar, y si se utiliza la mano a modo de catalejo las imágenes se multiplicarán.

Calle Zafra
En el mismo lugar escorados a la izquierda
Antes de seguir la ruta es es conveniente bajar unos pocos metros para contemplar la fachada gótica de la casa de Hernando de Zafra, Secretario de los Reyes Católicos.


Heráldica del matrimonio Zafra
Aquí hay que caminar mirando también al cielo, pues las torres de la Alhambra vigilan tras tejas morunas.

Torre de la Vela

Torre del Homenaje

Torre de Comarex
A la altura de la calle Gloria hay que detenerse, contemplarla y retrocediendo unos metros bajar por ella para deleitarse con su primer rincón en recodo y de inmediato encontrar una coqueta y delicada plazuela.

Calle Gloria

Placeta de la Gloria


En la plaza el homenaje de Granada al pintor George Owen Wynne Apperley, donde se encuentra una bella escultura, obra de Benlliure, la que fue donada a la ciudad por la familia del pintor.

Calle Santísimo
Calle Candil


Que bien pintó el poeta estas calles albaycineras


Calles de látigo y garra
por las espaldas del monte;
no hay más luna ni horizonte
que el aire que las desgarra
¡Tejedles con la guitarra
un cante que las reciba!
que flotan a la deriva
por la historia que las trajo;
que van todas para abajo
y ninguna para arriba.

                  RAFAEL GUILLEN

A la espalda de la calle Candil la Placeta Toqueros con la flamenca Peña de la Platería, desde la que hay una grandiosa vista de la Alhambra.


De vuelta a San Juan de los Reyes a la derecha la calle Horno de Oro, donde se encuentra la casa morisca del mismo nombre.


En este punto es recomendable hacer zoom mirando por nuestro catalejo manual.



La calle Valenzuela, a la izquierda, conviene subirla y bajarla, una sucesión de bellas estampas se suman a las ya disfrutadas.

Calle Valenzuela
Calle que si guapa hacia arriba...


bellísima hacia abajo.



Antes de proseguir el recorrido conviene volver la mirada atrás


y reconocer que a tanta belleza del ayer se suma el buen gusto de los vecinos de hoy








La calle San Juan de los Reyes finalizaba en el Convento de la Victoria, fundado en 1509 por los franciscanos; a finales del siglo XIX, ya en estado ruinoso, y después de haberse destinado a cuartel, fue derribado para prolongar la calle San Juan de los Reyes hasta desembocar en la cuesta del Chapiz.

Placeta de la Victoria
Esta bella placeta es un hermoso rincón que ofrece al paseante una magnífica panorámica de la Alhambra y el Generalife.









Y aquí surgirá la duda. ¿Bajar para volver por la Carrera de Darro o recorrerla de nuevo a la inversa? Da igual. Seguiremos disfrutando de otra manera.

Granada, 11 agosto 2019
Miguel Sánchez Peinado