Que
estamos en crisis y hay un deseo generalizado de salir de ella es una
obviedad. Y aunque es cierto que hay responsables que nos han
conducido a esta situación y sería justo exigirles responsabilidad,
no se sale del problema si además no se extirpa el virus que lo
motivó, es necesario analizar el medio en que se instaló y
contaminó.No conviene dejar que sea el tiempo el que ponga las cosas
en su sitio; y es urgente actuar, porque son demasiados los que la
están sufriendo y, lo que es peor, sufriendo sin esperanza.
Es
necesario conocer las causas de nuestros males para excluir de la
política a incapaces y malintencionados, pues el mal de este tiempo
parece el mismo que ya denunció Shakespeare a principio del siglo
XVII para el suyo: “los locos guían a los ciegos”.
Contemplo
la sociedad que vivimos y pienso que la causa fundamental de la
crisis que nos azota está en la quiebra de la democracia. Y es que
a fuerza de ser ciegos hemos entregado la gestión de la cosa
pública a los locos –dicho sea en términos shakespearianos-,
quienes han convertido la política en una especie de religión de
la que más que sacerdotes actúan a modo de fariseos e
inquisidores.
La
democracia, desde el mundo clásico donde nace, es VIVIR EN LIBERTAD
EN EL MARCO DE LA LEY. Así se consagra en la vigente Constitución,
que pretende “establecer la justicia, la libertad y la seguridad y
promover el bien de cuantos la integran.......... y garantizar la
convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes
conforme a un orden económico y social justo.” Insisto, ya lo
dijeron los griegos de forma más sencilla, democracia es vivir en
libertad en el marco de la Ley. Sólo
puede haber democracia donde hay libertad y se cumple la ley.
Y para avanzar en el argumento de que la crisis se origina en la
quiebra de la democracia es preciso volver a repetir que la libertad
no puede sustentarse en la mentira.
En
defensa de la libertad se han hecho revoluciones y el hombre ha
progresado en la historia. El descubrimiento de la verdad y el
conocimiento del error es la meta de la ciencia y el triunfo de la
cultura.
La
verdad es básica para la libertad, y el político que miente,
aparte no defender la libertad y atacar la democracia, infringe el
deber de lealtad que tiene todo gestor de asuntos ajenos. Harry G.
Frankfurt en su libro “Sobre la Verdad”, breve ensayo sobre la
manipulación de la verdad, define a los “charlatanes” como
impostores y farsantes que cuando hablan sólo pretenden manipular
las opiniones y las actitudes de las personas que les escuchan,
siendo su máxima preocupación que lo que dicen logre el objetivo
de manipular a su audiencia, y por ello les resulta indiferente que
sea verdadero o falso lo que dicen. Por ello considera de suma
importancia la honestidad y la claridad a la hora de explicar los
hechos, pues una sociedad que de forma imprudente y obstinada se
muestra negligente e indiferente ante una información no veraz
está abocada a la decadencia.
Reconozco
que descubrir la verdad en los tiempos que corren es bastante
difícil, pero ya sería todo un éxito que quienes tengan los
ojos ciegos a la verdad los tengan lúcidos ante la mentira, pues,
como dijo Piet Hein, el camino hacia la sabiduría es fácil y
sencillo de expresar: “equivocarse y equivocarse y equivocarse una
y otra vez, pero cada vez menos y menos y menos”.
¿Hemos
encomendado la gestión de los intereses generales a personas
veraces, preparadas y honestas, o a indocumentados que tan sólo
pueden aspirar a ser charlatanes?
Aún
admitiendo que a esta situación nos hayan conducido charlatanes o
locos shakespearianos no puede perderse de vista que fuimos los
ciegos los que les elegimos y por ello, para no entrar en debates
inútiles, hemos de reconocer que culpables de la crisis somos
todos, unos por charlatanes o locos, otros por ciegos, otros por
mudos y algunos por buitres que necesitan la carroña para
alimentarse. Si somos conscientes de ello podremos cambiar la actitud
y adentrándonos en el camino de la democracia – libertad en el
marco de la ley- empezar a salir de la crisis.
No
se puede salir de la crisis sin el concurso de la buena gente. Es
preocupante ver cómo se está manipulando la calle utilizándola en
una lucha política innoble. Siendo cierto que la ceguera del
votante sencillo es fuente de nuestros males actuales, también lo
es la debilidad e inhibición de quienes no reaccionan porque los
problemas no les afectan. Fue profético Martin Luther King cuando
dijo que tendríamos que arrepentirnos no tanto de las malas
acciones de la gente perversa, como del pasmoso silencio de la gente
buena.
No
se entiende el silencio del poder judicial. Ese sí que es un poder,
cuya actividad o pasividad debiera analizarse en profundidad para
comprender un poco más la crisis económica y de la democracia. A
los jueces convendría recordarles que son los únicos que en
democracia no son libres, pues son esclavos de la Ley, y a cambio
son, o debieran ser, independientes e inamovibles. Se dijo un día
en este país: “Montesquieu ha muerto”; no es cierto, lo mataron
a propósito, sin que quienes tenían la obligación de defenderlo
lo defendieran. Ahí se cometió el primer gran crimen contra la
democracia.
No
se entiende el silencio de la Universidad. Tristeza se siente cuando
se la contempla a la luz de lo que para Edward W. Said, Premio
Príncipe de Asturias a la Concordia 2002, debía ser la actividad
del intelectual. Este pensador palestino dice en “Representaciones
del intelectual” que el objetivo de la actividad intelectual es
hacer progresar la libertad y el conocimiento, y en torno a ello debe
girar fundamentalmente la vida del intelectual, que no es un
funcionario ni un empleado entregado a los objetivos políticos de
un gobierno o corporación importante, o ni siquiera de un gremio de
profesionales de igual parecer. Hay silencios incomprensibles en
momentos como el actual y de los más incomprensibles el de la
Universidad. Denunció Huxley en “Un mundo feliz” que la verdad
es una amenaza y la ciencia un peligro. Si la “intelectualidad”
calla por no molestar malo, si calla por que ve como verdad una
mentira, que también puede ser, peor.
No
hay democracia donde no hay prensa libre. Si la democracia sólo
puede darse en un medio de libertad, iluminada en la verdad, o al
menos no oscurecida por la mentira, y protegida por la ley, qué
pensar de nuestra prensa. La mentira y la ocultación de la verdad
son el pecado más grave que puede cometer quien es profesional de
la información, aparte constituir una lesión a los derechos de
los españoles, que tienen en el artículo 20 de la Constitución
el derecho a una información veraz. Por ello el profesional de la
prensa que tergiversa la verdad, o se pone al servicio de los
charlatanes, incurre en responsabilidad social y colabora a la
quiebra de la democracia. Con qué facilidad se nos vende la mentira
embalada en papel de morbosos colorines, pues en primera y última
instancia se trata de vender y dejar satisfecho al poderoso, o al
menos no incomodarle inútilmente. Si hay voluntad de salir cuanto
antes de la crisis la prensa debiera analizar cómo ha podido
colaborar, aunque sea de forma inconsciente, a la quiebra de la
democracia, bien por acción u omisión. Conviene no llamar
tolerancia a la inhibición.
Y
hablando de crisis no podemos olvidar la aportación de los agentes
del sistema financiero a la situación actual. Evidentemente lo
económico es un aspecto más de la crisis global que padecemos, y
me atrevería a decir, pese a que algunos se puedan escandalizar,
que no el más importante, sino una consecuencia de la crisis de
valores que padecemos desde que alguien desde un gobierno dijo que
España era uno de los países donde más fácil era hacerse
rico; a partir de entonces se adora a San Dinero como dios de la
nueva religión en que han convertido la política.
La
banca no es la causante de la crisis, aunque si colaboradora
necesaria con los políticos y por ello también responsable.
Profundizar en la responsabilidad de la Banca haría en exceso largo
este artículo, pero conviene dejar fijados unos cuantos datos.
Aunque
el poder político siempre ha tenido influencia en las entidades
bancarias, el aterrizaje de políticos y sindicalistas en las Cajas
de Ahorros, sin más méritos que la pertenencia o simpatía a un
partido o afiliación a un sindicato, y sin haberse valorado su
capacitación para administrar tan importantes entidades, ha
originado la quiebra de estas sólidas instituciones, que de ser “bancos
de pobres con ahorros” las convirtieron en “bancos para ricos con
trampas”. Lo que se denominó democratización de Organos
Rectores de las Cajas no pasó de ser politización, con
desprofesionalización y destecnificación de no pocos
profesionales, lo que en un mundo como el actual es un suicidio. En
política de asignación de recursos dinero necesario para empresas
en dificultad se destinó a empresas sin viabilidad alguna, sin más
pretensión que posponer en el tiempo el cierre de las mismas, por
que así interesaba a los balances de las propias entidades.
Convendría
comprender por qué quienes son responsables de haber llevado las
Cajas a tan crítica situación hoy sigan rigiendo las entidades que
las absorbieron o fusionaron; ¿acaso quien demuestra incapacidad
para administrar cien está capacitado para gestionar mil? Y nos
podemos preguntar cómo es posible que quienes daban ruedas de
prensa hace dos días informando de importantes beneficios ahora
soliciten importantes ayudas para salir adelante a costa de todos.
¿Acaso la contabilidad de ser un instrumento técnico para obtener
la radiografía clara de la salud económica de las empresas se ha
convertido en un arte para presentar la realidad luminosamente opaca?
Pienso
que la crisis es global y no sólo económica, por ello es preciso
hacer un análisis serio. Considero que no saldremos de la crisis si
no se restaura la democracia, si es que alguna vez estuvo instaurada.
De lo que no tengo duda es que una sociedad en la que no se respeta
la ley, la libertad y la verdad además de enferma es una sociedad
perversa para sí misma, en cuanto permite el protagonismo de
charlatanes, indocumentados y locos.
¿Demócratas
o charlatanes? Charlatanes e indocumentados, con el permiso y
benevolencia de una sociedad de ciegos, mudos y aprovechados. ¿Hasta
cuando?
MIGUEL
SANCHEZ PEINADO
Felicidades por el blog y por el artículo inicial; lo comparto plenamente.
ResponderEliminarGracias
EliminarMiguel, me ha encantado tu artículo, dices verdades como templos. Enhorabuena por el buen gusto que has tenido para la foto de la portada.
ResponderEliminarRosa
Gracias. Espero que las verdades sirvan para algo
EliminarMiguel, al final ya está aquí el blog. Me alegro mucho. Estupendo artículo repleto de verdades. Ahora a darle continuidad y a hacer del mismo un foro importante de opinión. Es necesario expresar lo que sentimos, fuera de cliches y dogmatismos. No podemos dejar que nos ganen la batalla los profesionales de la calle y de la palabra. Creo que es el momento de la ideología. Hay que expresar libremente las ideas aunque estas sean políticamente incorrectas porque hay que regenerar y profundizar en la democracia.
ResponderEliminarAdelante.
Si, Manolo, el blog ya está, ahora espero tu colaboración para mejorarlo, y que tenga un largo y positivo camino. Un abrazo
EliminarY bien...? algún comentario en el tintero?.
EliminarYo también creo que es el momento de expresar las verdaderas convicciones y no sólo eso, de actuar no traicionándolas. Si lográramos un momento de valentía ante la desverguenza,ya sería un gran avance.
Chary
Enhorabuena Miguel!!! Reflexiones difíciles de rebatir, aunque espero que haya algún "loco" que se atreva a ello y que así los "ciegos" podamos tener un buen debate´
ResponderEliminarEnrique
Gracias, Enrique. No creo que vayan a cambiar mucho ni locos ni ciegos, pero si el blog sirve al menos para que estemos más conscientes de la realidad y empecemos a disfrutar de las cosas que no ven los ciegos ni preocupan a los charlatanes, puede que podamos ser algo más felices disfrutando de la Naturaleza y renovando la amistad.
EliminarEnhorabuena!
ResponderEliminarPlaza Nueva debería llamarse Puerta de Granada. Desde ella se accede a la "ciudad encantada", llena de magia, de historias antiguas. Un buen lugar de iniciación.
Gracias. Llevas razón al ver una ciudad encantada y llena de magia. Y de eso se trata, de adentrarnos en el encanto y magia de esta ciudad, y a ver si aparece ese "príncipe" -no loco, no ciego, no mudo- que la despierte de ese sueño en el que entró Granada y tanto daño hizo.
EliminarCiertamente son reflexiones acertadas. El problema está en que aunque somos muchos los que pensamos que nos están tomando el pelo, todos, estamos tan bien educados que nos limitamos a hacernos ver en largas manifestaciones que vemos publicar como si fuese tan normal que todos los sectores de la sociedad estén afectados negativamente por algún dictamen que según los que nos gobiernan ha legitimado las urnas. Qué hacer entonces??? . Ésta,nuestra sociedad, demasiado acostumbrada al "estado de bienestar" aún no ha salido del espejismo y sigue viendo agua en el desierto. Miedo me dá pensar qué ocurrirá cuando se den cuenta de que nos estamos ahogando.
ResponderEliminarEso parece, que nos estamos ahogando. Lo malo es que se veía venir desde hace tiempo y nada se ha hecho. Pero aún es peor que no nos hayamos preparado para esta nueva sociedad plagada de absurdos y al mismo tiempo con posibilidades. La incultura de un pueblo le lleva a caer en manos de los demagogos. Y en esas andamos
EliminarEstamos todos pendientes de lo que están diciendo ahora mismo nuestros supuestos representantes?? Mañana leeremos los periódicos y probablemente el vaso estará medio-lleno o medio-vacío según quién sea el que lo haya oido e interpretado.
ResponderEliminarY nosotros, cómo lo hemos visto??
Por cierto aunque opino como Anónimo, las dos entradas anteriores son mías y me llamo Chary
Chary. Lo importante es que el vaso, esté medio lleno, esté medio vacío, su contenido sea de buen sabor. Un besiño
EliminarGracias Miguel por compartir éstas reflexiones de forma tan clara, contundente, realista y que para nada pueden rebatirse.
ResponderEliminarMuchos de nosotros estamos tan hastiados que ya ni siquiera estamos pendientes de lo que nos cuentan a diario éstos golfos-charlatanes. No pierdo de vista que un charlatán es el que practica algún tipo de estafa con el fin de conseguir beneficio económico ó alguna otra ventaja mediante el engaño.....Por mi parte la pregunta que habitualmente me hago es ¿En manos de quién estamos?.
Lástima que el diario Ideal no lo haya difundido.
Un abrazo Miguel y hasta pronto!
Candy
Candy, acaso el sentido del humor sea la única defensa ante los charlatanes. Pero cuidado, vayan a no entenderlo y salgamos malparados. Estos son como las tijeras, por muy afiladas que estén no se hacen daño la una a la otra cuando se enfrentan, pero lo que pillan enmedio.....
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